Para esta redacción, en la que había que cambiar el narrador de un cuento, he decidido elegir el fragmento del Principito en el que visita un planeta únicamente habitado por un farolero. Espero que os guste.
Y, por fin, tras un tiempo de infinita soledad, yo, un farolero en un planeta enano, tenía visita.
La persona que tenía enfrente era baja, con ojos azules y el pelo dorado, vestido con una capa azul.
-¡Hola!- me dijo.
-Buenos días- y apagué el farol.
-¿Cómo se llama este planeta?
-Buenas noches- y encendí el farol- Se llama B612.
-¡Qué nombre tan raro!¿Y por qué se llama así?
-Buenos días- y apagué el farol- No es exactamente un nombre. Es un código.
-¿Quién le puso ese código?
-Buenas noches- dije de nuevo, encendiendo el farol- Le llamó así un astrónomo turco.
-¿Por qué dices todo el rato buenos días y buenas noches?
-Buenos días. Como es un planeta tan pequeño, los días y las noches pasam muy rápido. Imagínate que mientras háblabamos han pasado tres días. Buenas noches- Y encendí el farol.
Entonces, él se quedó mirando al planeta, con cara de curiosidad. Y me volvió a abordar con otra pregunta, casi sin darme tiempo de apagar el farol:
-Entonces, hay un montón de puestas de sol.
-Sí, así es. Buenas noches.
-En mi planeta también hay muchas puestas de sol, pero no tantas como aquí. A mí me encantan las puestas de sol; cada vez que quiero ver una, sólo tengo que mover un poco mi silla y sentarme.
-Buenos días. Eso es genial.
Y él se quedó mirando con una cara de infinita alegría las puestas de sol, que se sucedían continuamente sin parar nunca. Y me dijo, sin mirarme:
-¿Sabes qué? En los otros planetas en los que he estado había un bebedor que no paraba de emborracharse, un contable que contaba cosas sin sentido, y un rey que no gobernaba a nadie. De todas esas personas, tú eres la única que hace algo con sentido.
Y se marchó en busca de un nuevo planeta y de una nueva aventura.
-Buenas noches- dije, con unos lagrimones enormes en los ojos. Por fin había alguien que reconocía mi trabajo. Fue el momento más feliz de mi vida.
Y apagué el farol.
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Teorema de Pitágoras
Teorema de Pitágoras. El cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos.
Números triangulares
Números triangulares. Son números naturales que se pueden expresar en forma de triángulo, tal y como los de la figura anterior.
Números cuadrados
Números cuadrados. De igual forma que los anteriores, son números que se pueden expresar en forma de cuadrados como en la figura anterior.
Buenas tardes Ilustre Maestro Matématico :
ResponderEliminarle presento mis respetos desde la sombra del anonimato, pues creo que mi nombre no tiene importancia.
Sin duda este relato suyo es una preciosa historia(o al menos a mi me lo parece).
Bueno, espero volver a tener la ocasión de hablar con usted y espero que tenga en cuenta que todo esto lo digo sin intenciones ni pedantes ni burlonas.
Un saludo cordial:
Incógnita.
Mis más cordiales saludos, señorito Aprendiz Pitagórico:
ResponderEliminarLe quiero felicitar rotundamente por su increíble y extraordinario éxito conseguido con las mejoras del blog, algo que debo decir ha quedado de lo más variopinto y extraordinario, propio de un filósofo de su nivel. Por otra parte, quiero expresar el goce que ha supuesto para mi persona que usted, alguien tan respetado, haya reflexionado sobre mi relato, estoy de lo más halagado. Que sepa que ha supuesto un gran acontecimiento para mí y aún no quepo en felicidad. Y, tercero y último, quería destacar cuán sensacional es el relato que aquí nos muestra, tan sencillo como maravilloso, que me ha llenado como nadie podría haberme llenado nunca. Espero que al Señor Mago Merlín también le guste, seguro. Felicidades.
Recuerdos desde mi mundo romántico.
Tom
Hola Aprendiz Pitagórico:
ResponderEliminarLeí el Principito cuando era pequeña, me encantó. Y me alegra que hayas escogido a uno de mis personajes preferidos para usarlo como narrador. Tu redacción me ha encantado, debe de haber sido muy duro para el farolero trabajar tanto sin que nadie le reconociese el trabajo. Yo no sería capaz, menos aún viviendo en un planeta tan pequeño, no debe de haber espacio para patinar.
Un saludo
Patines
Hola Señor aprendiz.
ResponderEliminarMe encanta esta corta y breve historia, esta muy detallada. El principito: bonito libro ( le soy sincera nunca me lo he leído pero leyendo este relato me entran ganas de saber como continua :) ). Ya le contaré mis andanzas de vuelta a un relato de la infancia (aunque nunca es tarde para leer)
Un cordial saludo estelar
Yo
Muy bien, pequeño pitágoras. Un personaje entrañable este farolero; pero demasiado fiel a sus deberes. El principito es más sabio. En lugar de un trabajo constante e inútil, cuando quiere, mueve un poco la silla y ve la puesta de sol. Y cuando le apetece, se va de su planeta.
ResponderEliminarQuizá el farolero debería intentar disfrutar las breves noches de su planeta.
Por cierto, el blog te ha quedado estupendo.
Buenos días y encendí el farol, el otro día estube enfermo allí y me pasé unos 170 días durmiendo, por lo que solo me eché una siesta.Un saludo pequeño aprendiz.
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